Emanuela Orlandi, una joven italiana de 15 años, que vivía en la Ciudad del Vaticano, en Roma, desapareció el 22 de junio de 1983 y hasta ahora se desconoce cuál fue su paradero.
La chica fue vista por última vez cuando salió de sus clases de música, luego de ello, tres personas la subieron por la fuerza a un automóvil; en lo que se involucró a gente vinculada al Vaticano.
Las noticias hablaron desde caso durante meses, mientras que su familia estuvo al pendiente de la investigación; en la cual se relacionaba su desaparición con servicios secretos de otras naciones, pedofilia, actividades mafiosas dentro de Italia; además, se indicaba que el Vaticano habría encubierto los eventos.
Testimonio que cambió el caso
Un testimonio dado en 2008, por el exmafioso Salvatore Sarnataro, indicó que su propio hijo, Marco, y el reconocido líder de la Banda della Magliana, Enrico De Pedis, estaban involucrados en el caso.
Según detalló, De Pedis, le ordenó a su familiar, que siguiera a la joven, la capturara y la llevara al distrito de los lagos Eur en Roma; en el lugar sería entregada a otro líder criminal.
También se tuvo la hipótesis de que la desaparición de la joven se debía a un ajuste de cuentas entre las bandas criminales y el mismo Vaticano. Lo anterior, debido a que el padre de la chica era un funcionario del Vaticano que trabajaba directamente con el Papa Juan Pablo II. Siempre se pensó que la desaparición de la menor pudo ser utilizada para presionar a la Santa Sede por los secretos que guardaba el padre.
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Mientras que en 2017, la prensa italiana difundió un documento supuestamente robado de un gabinete blindado dentro del Vaticano. En el se indicaba que funcionarios de la Santa Sede habían estado involucrados en el caso de Emanuela Orlandi.
Incluso, se sugería que la víctima podría estar viva y que se había destinado una gran cantidad de dinero de fondos reservados para cerrar la investigación. Por su parte, el Vaticano consideró la acusación de falsa y ridícula.
Carta anónima
En 2019, la familia de la víctima recibió una carta anónima, en la cual había una foto de una tumba del cementerio teutónico del edificio central de la Iglesia.
“Busque donde indica el ángel”, se leía en la carta, lo que hacía referencia a la estatua de un ser celestial que custodia la tumba de el príncipe Gustaf von Hohenlohe, quien era un antiguo arzobispo del papa Pío IX.
Tras ello, el Vaticano abrió sus tumbas para intentar resolver el misterio del caso de Emanuela Orlandi. Sin embargo, los huesos encontrados en las exhumaciones datan de una época anterior a la desaparición de la joven; y otras estaban vacías.
Han pasado 39 años de la desaparición de Emanuela Orlandi y el caso aún sigue sin resolverse. Además, la mayoría de las personas involucradas directa o indirectamente ya murieron.
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