Quiero que seas valiente y capaz. Quiero que primero seas honesto contigo mismo para que puedas ver –para que puedas ser– tu verdad. Quiero que seas libre.
Esto significará lidiar con cosas que preferirías no tener. Significará sentirse triste y herir los sentimientos de las personas, pero también significará dejar de lado los juicios y las expectativas. Se sentirá como cuidarse bien. Se sentirá algo así como la libertad.
Pero no es así como has estado viviendo. No has sido libre, has sido fuerte. Has sido perseverante.
Podemos ser perseverantes hasta la exageración, ser perseverantes hasta nuestra destrucción, ser tan fuertes que nos rompamos.
Has estado manejando –elevándote por encima ya pesar– de tu dolor. El miedo de abordarlo, sentarse con él y dejar que gane persiste. El miedo a dejarlo ir te hizo más difícil. Te hizo más fuerte. Y seguirá haciéndolo porque eso es lo que hace el miedo.
Nos separa. Ganadores o perdedores, fuertes o débiles, el miedo nos divide. El miedo nos sustrae de la realidad, su interconexión e impermanencia. Más fuerte, pero realmente nos preocupa que seamos menos. estamos peleando Estamos perseverando.
La parte más difícil es no lidiar con cosas que preferirías no hacer. No es sentirse débil o perder. La parte más difícil no es lo que te causa dolor, es elegir aceptarlo. La parte más difícil es decidir rendirse.
Pero una vez que lo haces, ya no te resistes y tampoco perseveras. Ahora, estás viviendo. Desapegado, estás liberado. Liberado, eres más ligero. Y esto se sentirá algo así como la libertad.
Elegir ser libre no es una declaración, es un compromiso continuo contigo mismo, con tu dolor y sufrimiento inherentes. Aceptarlo, investigarlo y dejarlo ir es un arte. Es tu vida, una obra maestra en proceso.
Valiente y capaz, esto es para las personas perseverantes que quieren rendirse.