13/11/2022
– Hace 7 horas
Elon Musk ascendió a jefe de Twitter tras comprar la compañía hace dos semanas. Desde entonces, todo parece ir en picada para la red social más importante de los últimos quince años.
Ver al multimillonario dueño de Tesla y Space X entrar a las oficinas centrales de Twitter, es una postal que quedará enmarcada en la historia. Pero, ¿de qué sirve si no habrá un lugar que lo registre para la posteridad?
La idea de Musk detrás de la compra de Twitter -o al menos, lo que ha intentado de convencer a todos- es la libertad de expresión. Este tema es demasiado complicado y ya hay demasiados análisis más completos sobre lo que esto representa en realidad.
Lo que hoy quiero exponer es la perspectiva de un usuario promedio, uno que utiliza esta red para informarse, ver qué pasa en el mundo, compartir memes e interactuar con amigos. Y lo que tengo que exponer al respecto es. ¿ahora qué sigue?
Vaticinar la caída de este imperio es algo que todos ya dan por hecho. No es algo descabellado pensarlo, dado que múltiples anunciantes huyeron tan pronto Musk y su lavabo entraron al estacionamiento. Pero en nuestro caso, el del usuario de pie, la situación es igual de desconcertante.
Twitter representaba, con todo y sus defectos, el espacio más abierto para decir lo que sea. El resto de las redes sociales o habían fracasado como Google+, o tuvieron un escándalo imposible de olvidar como Facebook, o se vendieron a otras empresas quienes terminaron por matarlas, como Tumbrl.
Desde hace años han habido éxodos tras éxodos de usuarios que, inevitablemente, pasaban por Twitter al menos por una temporada. Con su posible caída más pronto que tarde, vale la pena preguntarnos si este es el fin de la primera ola de redes sociales.
Quién sabe, quizá el proyecto de Jack Dorsey de resultado y vuelva a revolucionar el internet como lo conocemos. Pero hasta ese futuro hipotético, queda ver como una de las webs más influyentes del mundo se desvanece. No está claro si la recordaremos con cariño o con odio, pero es un evento del que nadie puede pasar con indiferencia.
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